El objeto interestelar 3I/ATLAS, apenas cinco meses después de ser detectado, sigue comportándose como si hubiera llegado desde un sistema completamente distinto al nuestro. Las imágenes obtenidas en noviembre revelaron una coma estirada en forma de lágrima, algo que ningún modelo clásico consigue explicar: la estructura apunta hacia el Sol, como si parte del material estuviera siendo arrastrado desde adentro y no solo expulsado por calentamiento superficial.
Últimos descubrimientos sobre 3I/ATLAS
Un estudio preliminar desde el Observatorio Astronómico del Montsec reforzó la rareza: la luz reflejada muestra señales de criovolcanismo, lo que implica actividad interna y presión suficiente para expulsar agua helada. A esto se suma un dato que está incomodando a varios equipos: el objeto tiene un contenido metálico muy superior al de cualquier cometa medido en el sistema solar, lo que sugiere una zona de origen con temperaturas y procesos químicos completamente diferentes.
La misión Juice logró capturar una primera imagen con su cámara de navegación, incluso con la antena principal funcionando como escudo térmico. En la foto se distingue un halo brillante de polvo y gas y dos colas apenas insinuadas, reforzando la idea de que 3I/ATLAS no responde a un patrón cometario clásico. Fuentes internas de la ESA admiten que las simulaciones actuales no logran reproducir simultáneamente su forma, su brillo variable y la composición que insinúan las primeras mediciones.
Conclusión
Mientras algunos especialistas, incluido Avi Loeb, sugieren mantener todas las hipótesis abiertas hasta tener más datos en febrero, otros ya hablan del visitante interestelar “más anómalo de los tres detectados” y de un caso que podría modificar cómo se entienden los cuerpos helados que viajan entre estrellas.


















